La diabetes gestacional es una de los trastornos más frecuentes del embarazo, se estima que una de cada diez mujeres la padecerá durante su gestación. Con un correcto seguimiento, esta dolencia no suele perjudicar ni a la mamá ni al bebé pero si no se controla adecuadamente puede tener consecuencias como: preeclamsia, probabilidad de parto prematuro, posterior diabetes, exceso de peso y riesgo de hipoglucemias en el recién nacido.
Y ¿por qué aparece la diabetes gestacional? Todas las embarazadas tienen la posibilidad de padecer esta complicación, pero existen algunos factores de riesgo que hacen a algunas mujeres más propensas a sufrirla. Ser mayor de 35 años, el sobrepeso, un historial familiar de diabetes, haber sufrido una diabetes previa, ser fumadora, tener hipertensión o síndrome de ovarios poliquísticos son algunos de los condicionantes que pueden derivar en una diabetes gestacional.
Como no suele manifestar síntomas, entre la semana 24 y la 28 se realiza una prueba sistemática a todas las embarazadas para detectarla: el test de Sullivan. Consiste en un análisis que mide los niveles de glucosa tras haber tomado una dosis de 50 gr, si el resultado es superior a 140 mg/dl se toma otra carga de 100 gr y se realiza una nueva medición tres horas después. Cualquier cifra por encima de 140 mg/dl arrojará un diagnóstico de diabetes gestacional.
Una vez que ha sido detectada, el tratamiento se centrará en controlar el nivel de glucosa en sangre mediante una dieta adecuada, ejercicio físico, y análisis periódicos. Si esto no fuera suficiente, sería necesaria la administración de insulina. Además del tratamiento prescrito por el médico, existen una serie de consejos que se pueden seguir para minimizar los efectos de esta dolencia. Los profesionales de Vidacord recomiendan:
- Eliminar el azúcar y elegir alimentos integrales: olvídate del azúcar y de los productos procesados que lo incluyen. Los hidratos de carbono de tu dieta – pasta, arroz, pan, cereales…- deben ser integrales porque no incrementan tanto la glucosa y además llevan fibra.
- Comer cinco veces al día con un horario regular: es mejor ingerir una menor cantidad de alimentos pero repartidos a lo largo de todo el día para que las digestiones sean más ligeras y los niveles de glucosa se mantengan estables.
- Tomar una dieta equilibrada que incluya todo tipo de alimentos: necesitas todos los nutrientes que los diferentes alimentos pueden aportar. Come verduras, lácteos, pescado, frutas y huevos; restringe las grasas animales, pero no las elimines completamente.
- Practicar ejercicio físico con moderación: Dedica media hora diaria a realizar un deporte adecuado a tus circunstancias, que te permita ejercitarte de manera suave. El yoga, el pilates, la natación para embarazadas o caminar regularmente te mantendrán en forma y te ayudarán a controlar tu peso y tu glucosa.
Siguiendo estrictamente el tratamiento indicado por tu ginecólogo y estos sencillos consejos, llevarás un embarazo tranquilo y lograrás la mejor recompensa posible: salud para ti y para tu bebé.